Palabras de Oro y Diamante

"¡El infierno está vacío! ¡Aquí están los demonios!"

 Ya parece algo bastante obvio el hecho de que me encantan las obras de William Shakespeare, debo decir que la única razón por la que leí La Tempestad fue por el anime Zetsuen No Tempest, el cual también recomiendo bastante. La Tempestad es una obra que trata sobre venganza. El legítimo duque de Milán, Próspero, el cual también es un poderoso hechicero, intenta vengarse de su hermano Antonio, quien usurpó su ducado. Próspero y su hija Miranda terminan abandonados en una isla; isla en la que también terminan náufragos su hermano, el rey de Nápoles, su hijo el príncipe Fernando (o Ferdinando, como he leído en otras traducciones) y su séquito. Es aquí donde Próspero intenta tomar venganza, pero por el amor entre su hija Miranda y Fernando, este termina perdonando la traición.

• ¡Misericordia! ¡Naufragamos, naufragamos!¡Adiós, mujer, hijos! ¡Adiós, hermano! ¡Naufragamos, naufragamos!
• (...) quien hace pecar a su memoria contra la verdad al creerse sus mentiras a fuerza de contarlas (...) Próspero
• ¡Salud, gran amo! ¡Mi digno señor, salud! Vengo a cumplir tu deseo, ya sea volar, nadar, lanzarme al fuego, sobre nube ondulante cabalgar. Con tus poderosas órdenes dirige a tu Ariel y sus fuerzas. Ariel
• Este joven caballero estaba en el naufragio y, si no estuviese alterado del dolor (estrago de la belleza), podríamos llamarle apuesto. Próspero
• FERNANDO [viendo a MIRANDA]: Sin duda, la diosa por quien suena esta música. Ten a bien decirme si habitas esta isla e instruirme sobre el modo como debo proceder estando aquí. Mi primera súplica, aunque última, es: ¡Oh, maravilla!,¿eres o no una muchacha? MIRANDA: Maravilla, ninguna, pero sí una muchacha.
• Ah, si eres doncella,y a nadie has dado aún tu corazón, yo te haré reina de Nápoles. Fernando
• Se han rendido el uno al otro, mas yo frenaré su presteza, no sea que ganar tan fácil convierta en fácil el premio. Próspero
• El mal no puede residir en este templo. Si el maligno viviera en casa tan hermosa, el bien lo expulsaría. Miranda
• ADRIÁN (hablando de la isla): ... su templanza es sin duda suave, fina y placentera. ANTONIO (Refiriéndose tal vez a alguna moza que trabaja en burdeles): Templanza era una moza placentera. SEBASTIÁN (Hablando de lo mismo que Antonio): Y fina, como tan doctamente ha dicho.
• ANTONIO: No se le escapa nada. SEBASTIÁN: No, tan sólo la realidad. GONZALO: Pero lo más prodigioso, y es casi increíble... SEBASTIÁN: Como tantos prodigios. GONZALO ... es que nuestra ropa, habiéndose empapado en el mar, no obstante siga estando tan nueva y radiante. Más que manchada de agua salada, parece recién teñida. ANTONIO : Si hablara uno de sus bolsillos, ¿no le diría que miente? SEBASTIÁN: Sí, o se embolsaría la verdad.
• GONZALO: Aquí hay de todo para vivir. ANTONIO: Cierto, salvo medios de vida.
• Hurgáis en la herida, cuando debierais ponerle una venda. Gonzalo
• Ojalá con mis ojos se cerraran mis pensamientos. Alonso
• El sueño no acude al dolor; cuando lo hace, consuela. Sebastián
• Sí, son palabras soñolientas, y habláis en vuestro sueño. ¿Qué decíais? Este reposo es extraño; dormido con ojos abiertos: de pie, hablando, andando y, sin embargo, dormido. Sebastián
• Veinte conciencias que hubiera entre Milán y yo, por mí que se hielen y derritan, que no me estorbarán. Antonio
• CALIBÁN: ¿No has caído del cielo? ESTEBAN: De la luna, te lo juro. Érase una vez un hombre en la luna, y era yo.
• El más firme juramento es paja para el fuego de la carne. Próspero
• La grandeza está en la virtud, no en la venganza. Próspero
• Que la música solemne, el mejor alivio para una mente alterada, te cure el cerebro que ahora, inútil, te hierve en el cráneo. Próspero
• ¡Oh, maravilla! ¡Cuántos seres admirables hay aquí!¡Qué bella humanidad! ¡Ah, gran mundo nuevo que tiene tales gentes! Miranda